Un peul y un bambara, que compartían la misma celda, se enteraron a través del guardián de que por orden del rey uno de ellos sería castrado y el otro decapitado.
El peul, más astuto que el bambara, empezó a quejarse de inmediato, gritando que le dolían los testículos, que le dolían mucho y que pedía un alivio. Gritó tan fuerte que el guardián fue corriendo, armado con un sable afilado, y le desembarazó de los dos objetos de su dolor. El peul sufrió muchísimo el resto de la noche, pero en el fondo de sí mismo estaba contento por haber salvado la cabeza.
A su lado, el bambara dormía profundamente.
Por la mañana el rey los hizo llamar y les anunció que eran libres. Su castigo había sido levantado.
El peul se lanzó a una serie de imprecaciones y lamentaciones:
-¡El bambara ha salvado la vida -gritaba- y yo he perdido mis testículos!
-Nunca hay que leer la página cinco antes de la página cuatro -le dijo el rey.
Anónimo
PRCIOSA LA FELICIDAD ES COMO UN REFLEJO DEL ALMA LA LOGRA QUIEN SABE UNGIR UN BESO EN SU ALMA BESITOS GAVIOTA
ResponderEliminarGaviota: Bello corazón el tuyo.
ResponderEliminarGracias amiga
Marí Gata Coqueta: Tu inspiración nace del alma, de un corazón hermoso, de sentimientos gestados en la belleza.
ResponderEliminarGracias, te quiero.