Cuento de terror, de Andrés Neuman
Me desperté recién afeitado.
El emigrante, de Luis Felipe Lomelí
- ¿Olvida usted algo?
- ¡Ojala!
Justicia, de Jaime Muñoz Vargas
Hoy los maté. Ya estaba harto de que me llamasen asesino.
Sin título, de Ernest Hemingway
Se venden zapatos de bebé, sin usar.
El dinosaurio, de Augusto Monterrosso
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Corazonada, de Antonio Cabrera
Rápido —dijo—, arrojad a ese río las cenizas del Fénix.
¡Sorpresa!, de José Costa Santiago
La primera mañana después de mi muerte...
Fascinantes. El microrrelato es un arte en sí mismo. Condensar en pocas palabras la esencia de un cuento ¡no es nada fácil!
ResponderEliminarSaludos.
Curiosos relatos... Y cortos, sí señor!
ResponderEliminarSaludetes gatunos!
Hola Martikka: comparto tu opinión, creo que es saludable incursionar en los diferentes retos que ofrece la narrativa, por las tardes hago algunos ejercicios escribiendo microrrelatos y ¡termino riéndome de mis ocurrencias!
ResponderEliminarAsí que seguiré "tallando Lápiz"
un beso
Ro
Rumbo:
ResponderEliminarno puedo ocultar la emoción que me causa comunicarme contigo, soy una admiradora de tu especie. A lo largo de mi vida he sido adoptada por varios gatos, actualmente soy la mascota de 3 de ellos (blancos como la nieve), dos chicos y una chica, ella me inspiró un cuento que cuando lo leyeron en mi taller de narrativa, dejó a todos con la boca abierta ja ja ja ja ja pues no esperaban que "Blanca" (el personaje) fuera una gata, se pensaron que era mi psicoterapeuta, se sorprenderían si les dijera que ... ¡es cierto!
Bueno, te envío un ronroneo afectuoso.
Ro