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sábado, 31 de enero de 2009

Cómo no dejar de escribir



Cómo no dejar de escribir...


Como no dejar de escribir, si la dibujaba desde niño, en servilletas y cuadernos de colegio… la encuentro en la palma de mis manos, inventada por la noche para mis brazos, inventada por mi sombra para defenderme de la llovizna, de mis cinco sentidos…
Como no dejar de escribir, si su voz y su risa se pasean por la luna, y me deja ver su espalda llena de páginas y letras de algún actor suicida que ríe llorando, mientras duerme tiritando de frío… tiritando como el "poema 20" en mi oído…
Como no dejar de escribir, si las mañanas nacen estrelladas y lejanas… y mis dedos se alzan al viento olfateando el olvido, sintiendo que el hielo me quema al no poder enterrar mi palabra en su ombligo… viendo como muere el silencio… jugando a no haberla perdido…
Ahora las calles son arenas movedizas, se tragan al destino y las cartas duelen y muero de frío… ahora los taxis son los jueces y el adiós es un verdugo… que me invita a saltar por su ventana y llenar mi pecho con su vacío…
Como no dejar de escribir, si guardo su cicatriz en mis bolsillos… y en la boca del regreso cantan desafiando al oleaje, Garrick y los labios que me sacan de quicio… si a media luz su mirada me daba un cigarro y me robaba mi último deseo, con esos ojos de tormenta y yo de luto recibiendo mi merecido…
Como no dejar de escribir, si su olor naufraga en mis costillas, si ya no tengo nada que decir... si el espejo me da la otra mejilla.
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Espantapájaros

martes, 27 de enero de 2009

"Cinaroas" II


Yo, ciudadano
“Cinaroas” II
Gustavo Martínez Castellanos

Mis problemas para recoger el premio en Culiacán empezaron en el 2005 cuando inició el gobierno de Félix Salgado en Acapulco y Aída Espino, reinstalada en el puesto de Directora de Cultura, me llamó para trabajar ahí con ella. Y yo acepté.
De 2006 a 2007 impartí talleres, di conferencias y presenté libros para la Dirección de Cultura con una promesa de pago por mis servicios que, intuía, jamás se iba a cumplir: Fabiola y Félix habían prometido a Aída que pagarían su indemnización y a todos los profesionistas que habíamos trabajado con ella. Pero nunca firmaron nuestros contratos.
Aída les creyó. Yo no, pero continué trabajando con ella porque sabía que si la dejaba sola Félix, Fabiola, Citlali, su esposo Marquines, y El Sur la iban a hacer pedazos. La defendí no sólo por cortesía, sino movido por un sentido de la justicia. Ella estaba sola.
En septiembre de 2007 la defenestraron y al siguiente mes fundamos -sin dinero y sin apoyo- la Promotoría Cultural “Aída Espino”. La otra razón por la que continué trabajando con ella fue porque siempre había querido hacer algo por mi gente y por mi ciudad.
Pero a tres años de trabajar sin paga yo ya estaba descapitalizado y lleno de deudas.
Por ello, el 14 de noviembre de 2008, cuando la Licenciada Maritza López me informó que había ganado el premio Gilberto Owen pensé que si había justicia en el mundo esta no era humana, sino divina porque el premio evitaba mi colapso financiero.
Por ello y por otras razones no podía ir solo a recibirlo. Di la noticia a mi familia y mis hermanos me propusieron acompañarme también.
Trazamos rutas, horarios y presupuestos hasta altas horas de la noche. Sin embargo mi enlace con Culiacán quería que yo llegara antes y en avión. Volvimos a reunirnos y a presupuestar, pero irnos en la compañía que mi enlace había dispuesto nos saldría en un ojo de la cara. Mis hermanos lo pensaron un poco más: “Está muy caro”, “Mejor te vas solo”. Cuando todos se echaron para atrás decidí irme en camión que era la opción más económica aunque fuera un viaje de 24 horas sin escalas. El enlace volvió a llamarme: Necesito que me asegures que estarás aquí para la premiación. Su forma de presionar era buena, llamaba a mi casa y preguntaba por un Gustavo con otros apellidos; mi esposa contestaba y corroboraba mi nombre. A la cuarta o quinta vez que llamó así, mi esposa se quejó: O le pides que diga bien tu nombre o no vuelvo a recibirle las llamadas ni los recados. Lo hice a través de un e-mail que él respondió de una forma muy fresca que fue la misma que propició que a fuerzas de decir mal mi nombre cometiera un error que tuvo que subsanar en tiempos muy castigados.
Yo no podía ir a recibir ese premio solo, para mi es muy importante, debía encontrar una solución económica y en menos tiempo. La hallé en dos compañías de aviación. El siguiente problema era enfrentar la estancia. Sin dinero no podía llegar con mi familia con antelación ni quedarme un día más siquiera. Así que trazamos un viaje de un solo día: el de la premiación. De esa manera yo cumpliría con estar en la ceremonia y en compañía de mi esposa y mi hija y todo mundo estaría contento. Me equivoqué: el enlace insistía en que debía llegar antes: “Vente tú en el vuelo que te damos y que tu familia llegue después”. Yo soy incapaz de hacer algo así ¿cómo rayos viajaría en una opción de lujo y mi familia en otra? No accedí. Respondí en un e-mail que cuando la hospitalidad del opimo estado de Sinaloa resolviera ese pequeño problema mío con cargo a su cuenta yo llegaría con la antelación que él exigía. Creo que eso tampoco le agradó pero dejó de insistir.
Pedí prestado una vez más para comprar mis boletos y los de mi familia y para enfrentar cualquier imponderable. Aquello fue digno de un texto de Dickens: todo mundo me daba crédito con cargo a un cheque que aún no recibía. Prometí pagar todo en cuanto regresara y me depositaran también el monto de mis boletos de avión. Hasta hoy, a dos meses de distancia, el enlace no lo ha depositado. A lo mejor ya se le olvidó. Quién sabe.
Esas fueron las complicaciones mayores. Las menores consistieron en comprar ropa abrigadora en Acapulco donde no consigues una chamarra de lana ni matando. Reservar hotel en Toluca que era el punto de escala, ajustar otra vez algunos compromisos y clases porque cambiaron el lugar de la ceremonia y el día cuando yo ya había deshecho compromisos para el día 28 de noviembre que había sido la fecha oficial.
El viernes 04 de diciembre unos policías, molestos porque Félix les robó parte de su aguinaldo y su bono, bloquearon avenida Cuauhtémoc y paralizaron la ciudad. Nuestro vuelo era a las ocho y media p. m., salimos de casa a las cinco, y media hora después aún no conseguíamos taxi. Mi hermano José llegó al rescate: tomando atajos y metiéndose en sentido contrario consiguió llegar a la costera y dejarnos a las seis y media en el aeropuerto.
Ahí, en la soledad de las instalaciones, me di cuenta por primera vez que algo estaba por cambiar. Todo mundo me había dicho que el monto del premio era lo más importante, yo accedía pero replicaba que la relevancia estaba en la posesión de ese título al que había aspirado desde el día en que metí por vez primera un grupo de cuentos de mi autoría a un sobre manila y lo envié a Culiacán, nueve años atrás. Gané otros concursos pero ése se me había negado año con año. Ahora iba a ser mío. Miré a mi esposa y a mi hija, miré mis maletas. Recorrí con la vista el aeropuerto y dije: Qué cosas. Estaba ahí, con muy poco dinero en el bolsillo y mi familia a mi lado en un viaje hacia una lejana ciudad en donde me entregarían un reconocimiento y un cheque por mi libro de cuentos. Entonces sonreí, di gracias a Dios y me puse en sus manos. E hice bien. Porque sigo sin entender cómo es que, sin dinero, fui y regresé en 48 horas exactas de una ciudad tan lejana sin un solo error.
Hace unos días una alumna me saludó con esta frase: “Lo logramos profe”. No supe qué habían logrado hasta que ingresé nuevamente a la página de TV Pacífico en donde está el video de la premiación con una breve entrevista con mi apellido cambiado (¿será cosa de sinaloenses?) Mi hija la había encontrado mucho antes y había escrito: “El apellido del escritor no es Mendoza, es Martínez” y pedía que lo corrigieran. Luego me envió el link. Vi la entrevista, agradecí el espacio y envié saludos a los maestros Sergio Jacobo y Vicente López y a la licenciada Miranda. Luego Ro, otra alumna, me envió el link en su blog, abrí la página y vi que ella también pedía que corrigieran mi apellido. Envié el link del blog a mis hermanos, amigos y otros alumnos y lo olvidé.
Cuando aquella alumna me dijo “Lo logramos profe” abrí otra vez la página y encontré una buena cantidad de felicitaciones con la misma observación: “El apellido del escritor no es Mendoza, es Martínez”. Observé una vez más el video y pude ver que habían corregido la errata. Quiero agradecer nuevamente a Denisse Meléndrez de Tv Pacífico todas sus gentilezas, aunque estaba un poco contrariado la noche de la presentación –por algo que contaré en otra entrega–, debo decir que me sentí muy contento de que ella me entrevistara. A Ro, Pao, Isa, Liz, Gaby, Maricarmen, Carlos, Alex y Enrique Raviela, Martín, Miguel y Roberto muchísimas gracias por sus palabras. El Sur y La Jornada dicen tantas tonterías de mi que los comentarios de ustedes que son mis amigos me confirmaron que he hecho lo correcto. Sólo falta que Aída lo visite. Abrazo a todos y reenvío el link:
http://www.tvgrupopacifico.com.mx/news/noticia-display.php?nota=9519&param=1
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

domingo, 25 de enero de 2009

La Fuerza de la Imaginación


El golpe te despierta. Te incorporas y caminas hasta el baño. Tu andar es impreciso, zigzagueante. Sientes otra vez el puñetazo, repetitivo sobre tu nariz, como si una invisible mano de plomo te estampara los nudillos fríos. Llegas frente al espejo y ves la sangre que escurre, real. No te importa. Te bañas. Tal vez la sangre tambien es producto de tu imaginación.
....................Ari J. García

El Autor de "Crítica de la Cerradura"

Ari Jonathan García González, es estudiante de la licenciatura en Educación, acapulqueño de cepa pura, costeño a torrentes.
El autor, es un escritor que está formando escuela, posible creador de un nuevo género que el Mtro. Martínez Castellanos ha nominado "Cuensayo".
Presentaron el Libro las escritoras Isabel Reyes, Aida Espino, Liz Berea y Astrid Paola.
Desde este Blog, tus compañeros de los talleres de Narrativa te felicitamos querido Ari.
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*Imágenes:
En la presentación del libro, la escritora Isabel Reyes, nuestra querida promotora Aida Espino y Ari Jonathan.

Presentación del Libro "Critica de la Cerradura"

22 de enero 2009
"CRÍTICA DE LA CERRADURA"
del autor: A.J. García González
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La Promotoría Cultural 'Aída Espino', presentó el libro "Crítica de la Cerradura", del acapulqueño Ari Jonathan García González, formado como escritor en los talleres de Narrativa que dirige el Mtro. Gustavo Martínez Castellanos -Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2008.
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Crítica de la Cerradura, presenta una visión universal de las cosas, plasmadas del horror y la luz que pueden conjugarse en el intento de fundirse, cuando el texto es trabajado sin contemplaciones y los sueños y las cavilaciones expiden fantasmas en espacios sórdidos como saldos de un diálogo que se extravía en los linderos de lo ficticio real.
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martes, 20 de enero de 2009

Hiperbreves

Relatos premiados


“Él”
Matías Candeira (España)

Fue un incordio que se presentara en mitad de la cena, aún respirando pesadamente, dejando esos regueros de tierra por todo el salón. En fin, manchándolo todo. Por lo visto lo habíamos enterrado mal. Venía a quejarse. Antes de golpearle en la cabeza (y, por supuesto, atarle bien en esta ocasión) dejamos que se sentara con nosotros y tomara un plato de sopa. La verdad, nos pareció que se lo había ganado.
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"Entrega"
Enraviel (México)
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Me prometiste el corazón en un arranque apasionado, aquella noche no pude dormir, recordando tu entrega, plena y desinteresada. Después, lo tomó otro hombre y lo implantó en el pecho de mi esposa.


“Sueños”
Manuel Arduino (España)

Valderrama puso una grúa en el jardín de su casa.
Los vecinos pasaban por allí y le preguntaban:
-¿Por qué puso una grúa en el jardín?
Y Valderrama, enseñando una gran sonrisa, respondía inocentemente:
-Era un sueño.
Con el tiempo todos pasaban expresamente por delante de la casa de
Valderrama y decían:
-Tiene un sueño en el jardín.
Y, también con el tiempo, en el barrio comenzaron a aparecer tiovivos,
veleros, molinos, jaulones, torres, laberintos y muchas cosas más.
Valderrama caminaba por el barrio y pensaba críticamente:
-Cuando mi cuñado la venga a buscar, ¿qué van a hacer con tantos
sueños prestados?

“Huracanes”
Manuel Moya (España)

No, Cristina no ha llegado todavía. La arrastró un huracán ya va para tres meses y de momento no ha vuelto. No es que temamos especialmente por ella, porque se conoce bien los huracanes y estamos seguros de que cuando se canse, volverá. Lo que temo es que a éste le coja afición, como le ocurrió a madre, que después de irse con todos los que pasaban por aquí, ya de mayor, se largó con uno y nunca más quiso saber de nosotros. A mí, que siempre he sido una incomprendida, me dio por los hombres y ya ve usted, aquí me tiene, en el Texaco Girlìs y esperando a Cristina, que, como le digo, tiene que estar al llegar.

RELATO HIPERBREVE


Primer Premio
Círculo Cultural Faroni
España
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TITULO: MI HERMANO

AUTOR: ©Rafael Novoa
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Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo, aterrorizado en la oscuridad, flotando como un astronauta en aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo comían a besos. Fueron los siete minutos más largos de mi vida, y los que a la postre determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá. Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine —aunque ello me costara el final de la película. Un día me distraje y mi hermano salió antes que yo a la calle, y mientras me miraba con aquella sonrisa adorable, un coche se lo llevó por delante. Recuerdo que mi madre, al oír el golpe, salió de la casa y pasó ante mí corriendo y gritando mi nombre, con los brazos extendidos hacia el cadáver de mi hermano. Yo nunca la saqué del error.

lunes, 19 de enero de 2009

Comentando un libro


Pensamiento, Palabra, Mentalidad, Filosofía

Psiconeuroinmunobiología

La conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante horas. La sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

Respiración abdominal

Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía ante ritmos cerebrales entre los dos hemisferios (ver Respiración en Euroresidentes).

Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
Para ser líder, ser positivo

Siempre encontraremos razones para justificar nuestro malhumor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el como. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

Cuando nuestro cerebro da un significado algo, nosotros lo vemos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.

La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía la emisión de positrones de las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente de personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaba estas enfermedades.

Santiago Ramón y Cajal, Premio Nóbel de medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que la metafórica. Ahora sabemos que es literal: "todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".

Cuando nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.

Cambie hábitos de pensamiento y entrene su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia. Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.

¿Que es un relato?, ¿Que es un cuento?


La escritora Agueda Iris comenta:

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¿QUE ES UN RELATO?
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Un relato no es un cuento, ni una novela corta, aclarado este punto podemos definirlo como una breve narración en el que se trata de un único tema, bien de ficción, raros o sugerentes, extraños, insólitos. Normalmente no tienen límites, se acercan más a lo sobrenatural que a lo real, aunque también puede tratarse de una realidad increíble.
Un relato no se comienza dando detalles ni descripciones lentas, sino en el ajo de la cuestión, en un punto interesante, álgido, con una anticipación.
Los buenos relatos atrapan al lector desde la primera frase, y no le sueltan hasta la última, dejando huella en el lector.
Los mejores relatos son aquellos que se leen sin dificultades.
No cabe un relato dentro de otro relato, para eso está la novela.
Contar relatos viene de una intima necesidad del subconsciente, se disfruta mientras se escribe, más que cuando se leen, cuando empezamos no sabemos como acabarán ni debe preocuparnos.
No se puede escribir relatos sin haber leído a Borges, Quiroga, Julio Cortazar, o Casares.
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1. Deja espacio para el asombro pero no para la meditación.
2. El armazón del relato no se debe ver, es como un plato sin huesos, un anzuelo que se ha de tragar entero el lector sin que se dé cuenta de su dolor.
3. El relato es acción, acción.
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¿QUE ES UN CUENTO?
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La palabra cuento proviene del latín computus, quiere decir, llevar cuenta de un hecho. Llevar cuenta es ir ceñido al hecho que se computa. El que no sabe llevar con palabras la cuenta del suceso, no es cuentista.
Por lo tanto cuento es, el relato de un hecho que tiene indudable importancia.
La diferencia entre cuento y novela es: novela es extensa, el cuento es intenso.
El novelista crea personajes y a menudo sucede que estos se rebelan al autor y actúan conforme su propia naturaleza, de manera que la novela no termina como el novelista había planeado.
En el cuento, la situación es diferente; el cuento tiene que ser obra exclusiva del cuentista.. Es el padre y el dictador de las criaturas.
Esa voluntad de predominio del cuentista sobre sus personajes es lo que se traduce en intensidad.
Fundamentalmente, el estado de ánimo del cuentista tiene que ser el mismo para recoger el material que para escribir. Aprender a discernir donde hay un tema para un cuento es la parte esencial de la técnica. Seleccionar la materia demanda esfuerzo, capacidad de concentración y trabajo de análisis.
El cuentista debe ver desde el primer momento su material organizado en tema, como si ya estuviera el cuento escrito, lo cual requiere casi tanta tensión como escribir.
La técnica, no implica como se piensa con frecuencia, el final sorprendente. Lo fundamental en ella es mantener vivo el interés del lector y por lo tanto sostener sin caídas la tensión, la fuerza con que el suceso va produciéndose.
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EL CUENTO:
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1. El cuento trata de contar una historia sin dejar cabos sueltos o finales abiertos.
2 Tratan de ser moralizantes, ejemplificadores, o fábulas.
3. En la primera frase está el hechizo de un cuento.


viernes, 16 de enero de 2009

Las Notas de Ro 'Agueda Iris'


Mi entrañable amiga Agueda Iris

Conocí a Agueda Iris tiempo antes de que publicara su primer libro “Poesía de Mujer”, recibido con gran aceptación del público lector y que me hiciera llegar hasta mi querido puerto de Acapulco, acompañado de su personal dedicatoria. Agueda es una mujer de sensibilidad artística y filantrópica, con calidéz de alma y a la vez vanguardista. Conócela:

RESEÑA BIBLIOGRAFICA

Águeda Iris nació en Barcelona hace 47 años. Es escritora y correctora profesional, dedicando parte de su tiempo a la corrección de manuscritos de escritores noveles para que lleguen con la máxima calidad en su primera presentación a las editoriales para su posible publicación. Su pasión por la poesía se remonta a los quince años.

Enero del 2007 publica su primer libro, “Poesía de mujer”, un libro de poesía que explica la historia de una mujer desde su infancia a su madurez. La obra también lleva diez mandalas a color creados por la autora, en Abril del 2008 sale a la luz su segunda obra un libro de relatos para adultosRelatos de tres minutos, en los que pensarás tres días”.
Participó como rapsoda en: I Recital Poètic “Camps a través” de Figueres en Junio del 2008.

Ha sido seleccionada con sus poemas para formar parte del libro “La mujer rota” como parte del homenaje a Simonide de Beauvoir en el centenario de su natalicio y en solidaridad con las mujeres rotas del mundo. http://lamujerrota.blogspot.com/

En Septiembre 2008 viaja con la “Caravana de Culturas” desde Barcelona a Belgrado donde es invitada por el Instituto Cervantes de esta ciudad para hacer un recital de poesía y leer textos de su libro de relatos. http://www.casaeslava.com/

Actualmente escribe su primera novela e imparte clases de"Escritura emocional y talleres de “Iniciación al mundo de los mandalas” en Barcelona, España.

domingo, 11 de enero de 2009

"Cinaroas"

090105 Yo, ciudadano
“Cinaroas”
Gustavo Martínez Castellanos
Escuché la palabra hace un mes, durante la ceremonia de premiación y no he podido olvidarla. Su exotismo, su filo sibilante y su perfil romanceado llamaron poderosamente mi atención al momento en que la oí, de labios de una mujer que se encontraba en la fila de asientos próxima al Maestro Sergio Jacobo. Y fue como un reto. Una amenaza. Un anzuelo porque el hombre que estaba junto a aquella mujer cuyo rostro nunca vi, replicó mirándome a los ojos: “Sí, pero con /c/, no con /s/”, y la imaginé de inmediato, rodeada de elementos ajenos a todo lo que hemos conocido hasta ahora, oculta, agazapada en los meandros de la historia dispuesta a ser desvelada del entramado de siglos que la habían mantenido oculta para presentarse ante mí, extranjero de aquellas tierras, como un monolito sagrado ante un arqueólogo profano. Tal vez anglosajón y torpe de las cosas de estas tierras. Y la adopté.
La arropé en mi memoria mientras la sonrisa de aquel hombre continuaba cortando mi tranquilidad, como si con ella deseara dejar una cicatriz que jamás cerrara. E hizo bien, porque hasta ahora, a un mes de distancia de aquello no sólo veo los labios sonrientes de aquel señor sino que también veo que la mujer cuyo rostro nunca vi, sonríe; y todos, las casi doscientas personas que estaban en el recinto cuyo nombre tampoco conocí sonríen. Después, la sonrisa del Maestro Sergio Jacobo, su mano cálida y su amabilidad sin cotos: “Bienvenido, es un honor tenerlo con nosotros”.
Y es que todo pasó deprisa ese cinco de diciembre de 2008 en los Mochis.
Nuestra llegada después de un agotador viaje desde Acapulco, sin más escalas que una noche a menos tres grados en Toluca, un desayuno apresurado en Culiacán y una rápida visita a la Plazuela Álvaro Obregón sin poder encontrar el nombre de ese general de las Guerras de Reforma cuyo bronce no alcanzó para una humilde placa que indique a los fuereños quien era ese recio varón que señala con el sable desenfundado hacia el frente mientras piernas y quijadas aprietan la rabia, el hambre y la sed y en sus ojos se adivina un brillo de gloria ante un enemigo tal vez extranjero. Tal vez extraviado. Como yo.
Aunque las prisas iniciaron veinte días atrás: el 14 de noviembre en que la Licenciada Maritza López me informó que el jurado del Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2008 me había concedido dicho galardón en el género de Narrativa.
A partir de esa llamada, entraron muchas más, algunas de periodistas de la prensa nacional y otras de amigos y familiares que nunca supe cómo se enteraron pero cuya insistencia me dejó la sensación de que vivimos en esa ciudad de 1984 de George Orwell y que todos nos estamos vigilando día y noche.
Desde aquella llamada, hasta el momento en que escuché “Cinaroas”, fue como si cada paso que diera fuera para enfangarme más en un juego semejante al que sobrevive Robin Williams en Jumanji, porque tuve que resolver en tiempos muy castigados tantos problemas como nunca pensé que se presentarían para alguien como yo cuando recibe un premio tan importante.
Y en medio de todo aquel torbellino aquella palabra fue como ese instante en que el protagonista del Descenso al Maelström voltea hacia el cielo y lo mira sereno, estrellado. Con la luna llena callada mirándolo desde lo alto. Esa palabra.
Se convirtió en un reto. Con otras en la charla, nuestro guía me hizo recordar mis clases de lingüística en la Universidad, el inicio de la maestría truncada, mis lecturas por el puro orgullo de no dejarme vencer por la adversidad: No necesito dinero para hacer una maestría; mis pininos en Acapulco y el reencuentro con la realidad: si existe un lugar en el que a nadie le interese la lingüística ese es mi puerto. Mi ciudad. Y la defección final: Ahí será para cuando tenga dinero.
En el trayecto a Los Mochis, hablamos de eso: de lingüística, como sinaloense que es -“mazatleco, patas saladas”, lo saludó un paisa- él ha hurgado entre textos y autores locales y ha elaborado sus propias teorías. Muy buenas, y al menos el trayecto de dos horas y media por la Benito Juárez hacia la Mochis desde Culiacán, fue menos pesado, menos monótono; para todos, porque aparte del chofer, cuyo nombre me dijo cuando fue por nosotros al aeropuerto y no pude retener, todos llevábamos sueño. Nosotros por el viaje y la mala noche en Toluca, el guía quién sabe, pero por momentos se arrellanaba en su asiento y se cubría con su ligera chamarra y desde abajo su boca continuaba hablando, contándome cosas de su tierra, de su estado, de Culiacán, de Los Mochis (“Too Much”, ¡vaya!), de Cómo andan las cosas por acá en una suave elipsis a la injusta violencia generada por el narcotráfico, de los esfuerzos que realizan -como en casi todo el país- los investigadores locales, los creadores independientes, los bardos y los idealistas que hacen su trabajo de gambusinos sin recursos económicos, sin apoyos técnicos o profesionales, sin la mano omnipotente del gobierno federal que reconcentra todo a su redor olvidando a las otras tantas patrias que es México. Y me decía eso mientras atravesábamos la zona ganadera más larga del país, cuyo olor a boñiga se adivina a varios kilómetros a la distancia y viaja por la brisa del mar que viene de este lado, mira de acá y rebota de aquel otro en la sierra. ¿Cuál sierra? ¿Pos aquélla, qué no ves los cerros? Y no, no los veía, nunca aparecieron en la extensa planicie apenas moteada por una que otra lomita. ¿Esos? Sí, ésos. No, brother, eso no puede ser la sierra, sierra la de Guerrero y cerros los del anfiteatro de Acapulco, si nosotros fuéramos menos pachangueros acusaríamos una terrible claustrofobia. Bueno, pues desde aquí, hasta donde tu vista alcanza es la zona de embarque, no más.
Tierra rica, pródiga, feraz. Inagotable.
De gente blanca y afable. Mujeres hermosísimas, hombres de buena talla. Jóvenes por doquier. ¿Cómo vino a sentar sus reales ese maligno cancro del narco en esta ubérrima franja como Chile?
Mi guía dice: Así somos. Yo creo que no. Pienso, en concordancia con mi formación de ceceachero, que esa riqueza bendita de su tierra y de su clima atrajo a la otra. Que esa ventaja de su planicie rematada en serranía cautivó a las mafias y que, a fin de cuentas, la franqueza de esta gente y su proverbial apertura las sedujo. “El niño Dios te escrituró un establo y los veneros de la coca el Diablo”, parafraseo a López Velarde en el epígrafe a Las venas abiertas de América Latina, y siguiendo la charla del guía reconozco que tal vez tenga razón. Habla, con cierta presunción, de la forma en cómo el narco devolvió hace unos meses los uniformes de 18 soldados: Los hallaron en los botes de la basura; y luego habla de Malverde y después expone su teoría -muy interesante- sobre el santo de los narcos. “Gracias porque la carga llegó completa”, cita un exvoto. Y de tema en tema, llegamos a los Mochis en donde sólo estuvimos seis horas, recuerdo ahora y recuerdo también que antes de que aquel hombre soltara la palabra “Cinaroa”, ahí, en el Museo del Fuerte, la había visto escrita, pero con /s/. Y creo que es una buena forma de iniciar este relato de mi viaje a Sinaloa para recibir el Premio Gilberto Owen 2008 que me fue entregado hoy hace un mes y cuyos detalles relataré en las próximas entregas.
Un abrazo a los Maestros Sergio Jacobo Gutiérrez y Vicente López Portillo y a la Licenciada María Luisa Miranda gracias por su hospitalidad y calidez.
Nos leemos en la crónica: gustavomcastellanos@gmail.com
Feliz 2009. Por fin se fue Félix Salgado Macedonio. No hay mal que dure cien años.

jueves, 8 de enero de 2009

Vista del Taller

De izquierda a derecha: Gustavo Martínez, Teté Chávez 1º lugar estatal José Agustín 08, Ro, Pedro y Mari Cármen.

Gustavo, mi Profesor.

El Taller Narrativa, al que tengo el gusto de asistir es patrocinado por la Promotoría Cultural Aída Espino y coordinado por Gustavo Martínez Castellanos, quien recibió recientemente el premio de literatura "Gilberto Owen 2008", convocado por el Gobierno de Sinaloa, a través del Instituto Sinaloense de Cultura, con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Gustavo además de ser un buen amigo, es Profesor, Asesor, Editor, Promotor Cultural y un excelente pedagogo, que con frecuencia nos motiva a seguir tallando lápiz, lo que se traduce a pulir y pulir el cuento que creíamos perfecto.

C U E N T O

Este cuento es de mi autoría y fué leído en el homenaje al natalicio de Remedios Varo, ofrecido por la Promotoría Cultural Aida Espino.
Acapulco -México- 2008




Remedios y el Roble

Remedios está en el parque mirando el estanque con la vista fija en su propio reflejo que a ratos se distorsiona con el vaivén de las ondas, movidas suavemente por el viento del atardecer.
Piensa en la vida que existe bajo el agua y lo oculta que está para el resto de los paseantes, es como si la falta de tiempo los alejara del detalle, de la sensibilidad, del milagro que subyace en todas las cosas. Se incorpora y continúa el paseo ensimismada en sus pensamientos, se detiene frente al gran roble que la conoce desde siempre, con su mano toca la corteza rugosa y áspera saludando a su viejo amigo, la brisa juega con sus cabellos y mueve las hojas del vetusto personaje frente a ella y entiende que esa fiesta de hojas agitadas es el saludo de su buen consejero vegetal.
Muchas tardes lo ha visitado y mantenido amenas charlas de las cuales con frecuencia, ha tomado inspiración para volver entusiasmada a su estudio y pintar las conversaciones sostenidas con el Roble.

Piensa cuántas cosas ha visto su buen amigo, conoce tanto de la vida de los humanos, que si la filosofía hindú de la Trasmigración de las almas no se equivoca, en la próxima vida aquel árbol tomará cuerpo humano. Una sonrisa se dibuja en la cara de Remedios, se siente feliz de tener a su compañero siempre esperando por ella, su corazón de mujer se regocija porque sabe que él nunca se irá, no la decepcionará, no la hará sufrir… como suelen hacer los humanos.
Charlan por horas, preguntas que encuentran respuesta, confesiones increíbles, pasajes históricos jamás relatados, miedos confesados, certezas declaradas. Aquel árbol sabe mucho y lo comparte con quien lo sabe escuchar; Remedios sonríe.
Casi al ocaso, se despide abrazando el recio tronco y oprimiendo su mejilla contra él en afectuosa caricia, promete a su amigo que mañana volverá.

Remedios toma el ascensor que con toda la calma de un anciano, cruje en su subida por el edificio de apartamentos hasta alcanzar el cuarto piso. El familiar olor del aquel habitáculo la hace sentir en casa, huele a pino y líquido para limpiar cristales, juntos forman una combinación que pareciera ser una sola y que por alguna extraña razón, guardan un equilibrio que jamás se rompe.

Finalmente el ascensor se detiene, Remedios empuja la pesada puerta y camina hasta su estudio, tiene ansias de pintar, de sumergirse en los mundos mágicos que recorre día a día con su Roble. Al introducir la llave en la cerradura, una filosa arista rasga su dedo pulgar, que instintivamente lleva a su boca y azotando la puerta, a toda prisa se dirige al botiquín en su baño, busca sin saber bien a bien qué. Necesita calmar la impresión que le causan aquellos hilos líquidos color rojo emanando de su dedo, nada de lo que encuentra le satisface, pero recuerda que tiene un pequeño sobre en el cajón de su buró con finos polvos de corteza de su Roble amigo, que él mismo le dijera cómo preparar hace ya algún tiempo. Remedios espolvorea la corteza molida en su dedo herido, la respiración comienza a ser normal y poco a poco, suave y lentamente un sopor la invade hasta dejarla profundamente dormida, recostada sobre su cama. La sangre ha cesado de fluir.

Comenzó un viaje fantástico entre sueños y realidades, vio tantas cosas que la dejaron impresionada, como el tejido de los sueños, la gruta mágica, el hombre de la guadaña,
el flautista, el paraíso de los gatos, caminos tortuosos...
Viajó sin tiempo y sin espacio, libre, sin limitaciones, en el suave vaivén de la irrealidad, el latido del universo la acunó calidamente.

Al despertar, no acierta a calcular cuánto tiempo ha transcurrido, mira su dedo buscando algún corte, pero no hay rastro de ninguna herida, dirige su mirada hacia la ventana y a través del cristal, pude ver que el cielo está rojo, extraño, distante. Su corazón da un vuelco, siente la necesidad de salir corriendo, no puede esperar el ascensor, baja las escaleras como volando, cruza la calle sin mirar, a cada paso que da sus ojos buscan a lo lejos su familiar referencia, su calma interior, su amigo fiel.
Todo en vano, el viejo roble no está, ha sido arrancado aún con todos sus pesados años encima, en su lugar pequeñas florecillas blancas parecen adornar una tumba gritando al unísono: “lo sentimos, el roble ha muerto”.
El corazón de Remedios se colapsa, su cuerpo cae como hoja de otoño en el lugar donde el viejo roble la esperara cada día.



A Remedios Varo Uranga
1908-1963
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Bruja Curandera

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"Aún una vida feliz no es factible sin una medida de oscuridad, y la palabra felicidad perdería su sentido si no estuviera balanceada con la tristeza. Es mucho mejor tomar las cosas como vienen, con paciencia y ecuanimidad"

〜※Carl Jung※〜