Sucedió en África...
Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo. De repente un derrumbe los dejó aislados del afuera sellando la salida. En silencio cada uno miró a los demás. Con su experiencia se dieron cuenta de que el problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaba unas tres horas de aire, cuanto mucho tres horas y media. Mucha gente de afuera sabían que estaban allí atrapados, pero un derrumbe como ese significaba horadar otra vez la mina, podrían hacerlo antes de que se termine el aire? Los mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer el menor esfuerzo físico, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron en silencio en el piso... era difícil calcular el tiempo que pasaba... incidentalmente uno tenía reloj. Hacia él iban todas las preguntas ¿cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora? El tiempo se estiraba, cada minuto parecía una hora y la desesperación agravaba más la tensión. El jefe se dio cuenta que si seguían así, la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar. Ordenó a el que tenía el reloj que sólo él controlara el paso del tiempo y avisara cada media hora. Cumpliendo la orden, a la primera media hora dijo "ha pasado media hora" Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire... El hombre del reloj se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba.
Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morir sufriendo. Así que la próxima vez que les informó la media hora habían pasado 45 minutos. No había manera de notar la diferencia. Apoyado en el éxito del engaño de la tercera información la dio casi una hora después... así siguió el del reloj, cada hora completa les informaba que había pasado media hora. La Cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían en qué cámara estaban atrapados y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos.
Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia...
el que tenía el reloj.
Esta es la fuerza que tienen las creencias en nuestras vidas.
Esto es lo que nuestros condicionamientos pueden llegar a hacer de nosotros.
Jorge Bucay
Del libro: “El camino de las lágrimas”
Te mirarás en el espejo y en el encontrarás una sonrisa de satisfacción al saber que ha llegado el fin de semana, que te permitirá el esparcimiento y descanso necesario rodead@ de familia y amig@s.
ResponderEliminarYo ya la he encontrado...
Besos
Marí
Cuánta razón, que ahora mismo la he encontrado yo también jejeje
ResponderEliminarGracias, muchas sonrisas para ti.
Ro
Bueno, he disfrutado mucho con la historia porque...¡yo nunca llevo reloj! Suelo ser puntual, pero al mismo tiempo no me gusta ser esclava de las agujas. En cuanto a la sugestión...funciona.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana!!!!!
Mercedes: eres de las mías, yo tampoco uso reloj, a menos que sea como accesorio, vamos que vaya bien con la indumentaria (el concepto de vestuario) jejeje
ResponderEliminarEste libro del argentino Jorge Bucay es de psicología gestalt y está escrito de manera que cualquiera entienda, en esta historia podemos ver como las creencias nos condicionan, por eso hay que dar un repaso a lo que damos "por hecho".
A principios de año, en unas grutas, me sucedió algo parecido a lo que narra la historia, fue una pesadilla, ya os contaré.
Abrazo festivo de finde (con beso)
Ro
Quisiera saber si los mineros sobrevivientes al saber lo que su compañero había hecho, le hicieron un monumento o algo parecido. Según yo lo miro, con su actitud heroica e inteligente, dio su vida para salvar a los otros de la muerte.
ResponderEliminarHola anónimo: pues si que estaría bien saber que sucedió después (lo ignoro). Pero como podrás darte cuenta, conocer la historia y sumergirnos en la reflexión a todos los que la leemos, es un legado del minero para todos; bendiciones para él.
ResponderEliminarGracias por tus líneas.
Ro
Una historia sobrecogedora que nos reconcilia con el género humano. Besos
ResponderEliminarCati querida: los seres humanos estamos formados de las creencias y nos marcan de tal manera que "somos lo que creemos".
ResponderEliminarTe deseo una semana santa de paz en el corazón y que el aroma del tomillo eleve tu espiritualidad llenándote de regocijo.
Te abrazo
Ro
Yo...tampoco llevo reloj !!!
ResponderEliminarUna historia maravillosamente contada por mi narradora favorita.
Besossssssss
Amelia querida: ayer volv{i a ver "tomates verdes fritos" y me sonreía al escuchar el grito: ¡TOWANDA!
ResponderEliminarAnda ve esta narraci{on de mi autoría y dime que piensas Superviviente
Te abrazo
Ro